miércoles, noviembre 19, 2008

¿Feliz año nuevo? (recuento películas chilenas 2008)

“Mirageman”

Dirección: Ernesto Diaz Espinoza.
Con: Marko Zaror, María Elena Swett, Ariel Mateluna, Mauricio Pesutic.
Mandrill Films. Chile, 2008.
90 minutos.

“Lo bueno de llorar”

Dirección: Matías Bize.
Con: Zlex Brendemuhl, Vicenta Ndongo, Toni Gonzalez.
Diba Films, Mom Productions.
Chile-España, 2008.
80 minutos.

“La buena vida”

Dirección: Andrés Wood.

Con: Bélgica Castro, Manuela Oyarzún, Aline Kuppenheim, Manuela Martelli, Roberto Farías, Eduardo Paxeco, Paula Sotelo, Francisco Acuña, Aldo Parodi, Hugo Medina, Marcial Edwards, Francisca Rojo, Carolina Correa, Néstor Correa, Hernán Lacalle.

Andrés Wood Producciones S.A., Chile. DB cine, Argentina.Tornasol Films, España.Paraíso Production, Francia. Chilefilms, Chile.Con aportes de UK films, Reino Unido.Y la participación del Fondo del Fomento Audiovisual, Chile

Chile, 2008.

“Tony Manero”

Dirección: Pablo Larraín.
Con: Alfredo Castro, Amparo Noguera, Héctor Morales, Paola Lattus, Elsa Poblete.
Fabula Productions.
Chile, 2008.

“El Brindis”

Dirección: Shai Agosin.
Con: Francisco Melo, Ana Serradilla, Alejandro Trejo, Pepe Soriano, Teresa Reyes.
Goliat Films, BancoEstado
Chile-México, 2008.
100 minutos.

A la hora de hacer recuentos, es mejor esperar el Año Nuevo –que según yo coincide con el cumpleaños pero en fin. Por lo demás, se deben revisar todas las películas del año. Evidentemente uno tiene que almorzar, trabajar y sacar a pasear a los niños. Así que no hay tiempo. Es más, si la industria del cine se pareciera al arte, hasta los postes de luz sería bonitos. Pero no es así y puede que un bueno para nada sólo pintara los postes rojos y ya sería una instalación. Es decir, no es tan malo que la música y el cine concentren los dineros. Y así se multipliquen los panes y los peces.

Confieso. Me faltan por ver, “Chile puede” (Boris Quercia), “Mansacue” (Marco Enríquez-Ominami), “Lokas” (Gonzalo Justiniano) “199 recetas para ser feliz” (Andrés Waissbluth), “El pejesapo” (José Luis Sepúlveda), “Empaná de pino” (Winsy), “El cielo, la tierra y la lluvia” (José Luis Torres Leiva), “El regalo” (Cristian Galaz), “Muñeca” (Sebastián Arrau). He visto “Mirageman” (Ernesto Díaz Espinoza), “Lo bueno de llorar” (Matías Bize), “La buena vida” (Andrés Wood), “Tony Manero” (Pablo Larraín), “El Brindis” (Shai Agosin).

A fuerza de invadirnos de películas de extraterrestres, ninfómanas, tornados futuros, computadoras malignas, asesinos en serie, historias del mundo, superhéroes, parejas disparejas, etc.....creo habíamos entendido que el neorrealismo italiano daba paso a otras historias. Pero este país signado por la pobreza –como dice Baudrillard- resiste aún los embates de los gringos. A veces bien, a veces mal. Para eso hay guionistas que retraten, con la distancia de la mirada, la pobreza de ser pobres y también ser felices. Es claro que las películas sólo de ricos no funcionan en ese país. Y en ese caso, “Play” (Alicia Scherson, del 2005). Claro funciona mejor “Caluga o Menta” (Gonzalo Justiniano, 1992), pero es muy antigua y el director no ha podido dar en el clavo tanto como aquella vez.

Es así como uno de los primeros super héroes chilenos –Mirageman- es un karateca pobre que decide salvar el honor de los chilenos ante los ladrones, o los secuestradores de estrellas de tv. Si la ironía se vuelve evidente en la propia película, entonces caemos en la tristeza de explicar el chiste. Se dice: “es el primer superhéroe chileno, pero no vuela, ni tiene superfuerza, ni nada”. En algún minuto esto parece interrogar al espectador y preguntarle si cree que de verdad está viendo esta película –de excelente crítica y con un sensus social (¿?? ¡!)- y no creer que está soñando. Pero es en ese momento en el que uno llora a gritos –o rie. Y se pregunta si habrá otras maneras de retratar sin una ironía expuesta, la realidad del país. Execelente crítica, por lo demás.

“Lo bueno de llorar” se desarrolla en Barcelona. Después de ver “En la cama” que nos sometía a la intimidad bergniana en un motel, a Bize pareciera surgirle la necesidad de abrir las ventanas. ¿A Barcelona? Bueno, es una bella ciudad, al fin y al cabo. En cualquier caso, el existencialismo humano se encuentra también en las parejas que caminan en la quebrada del ají, y pareciera que la fisura emocional, podría estar también en ricos y pobres y no sólo en inmigrantes, etcétera. De cualquier manera Almodóvar ya nos había dado un pequeño paseo turístico por ahí. Excelente crítica, está de más decirlo.

Tal vez “La buena vida” podría retratar el Chile escondido y atemporal de las galerías del centro. Es claro, lo intentó Ruiz ya hace un tiempo y Anderson resucitó las películas corales en “Magnolia”. Historias inconclusas, equívocos del destino, olores a bisoñé o a viejos directamente. Los gringos nos acostumbraron a ver la riqueza incluso en los marcianos (por eso llegaron hasta acá). Nosotros nos acostumbramos a ver la pobreza y a decir, “Este es el Chile real”. La crudeza. En cualquier caso el viejo adagio de reflejar la realidad más real que la vida, quedó deconstruído al entender que para eso me voy a conversar con la comadre de la esquina. Cinco Cannes, evidentemente.

“Tony Manero” es nuestra candidata al Oscar y refleja en un paralelo conciente con la realida actual: la sicosis de un fan de Tony Manero (John Travolta en “Fiebre de Sábado por la noche”) que es a la vez un serial killer, en la dictadura el año 78. ¿Por qué paralelo? Pues bueno, no intenta ser una película histórica. El propósito del director fue lucir a Alfredo Castro y Amparo Noguera. Si fuese ese, se podría argumentar que las películas la hacen los actores (lo que no se aleja de la verdad). Pero otra vez es una caja de doble fondo hablando de la mediocridad cultural del chileno pobre. Lo interesante de un asesino en serie, es mostrar su sicosis al punto de la locura, cuando la locura es de los otros. Pero en ese momento ¿en este?, estamos todos locos, y Castro podría interpretar al Frula (de la teleserie “Romané” de TVN) y su notoriedad sería la misma. El doble de Charles Bronson era más conocido, pero para el caso da igual. El teatro llevado al cine no ha sido un progreso en la creatividad cinematográfica: sólo un poco del aburrido de Rohmer, y aún cuando Tarkovski (aún más ralentizado) parece ser más interesante.

“El brindis” adolece de ser una película endogámica y sino está hecha para el director mismo, como los anteriores filmes, si parece hecho para la comunidad judía. ¿Estará contenta la comunidad judía chilena? No lo sé.

El otro día ví una hermosa película interpretada por Michael Douglas. Él no era un psicópata sexual. Estaba loco. “El rey de California” se llama la cinta. La yuxtaposisción –y una férrea crítica contracultural- consistía en repetir un primer plano de su hija: con una sonrisa ella decía “Bienvenido a Mcdonalds”. Esta película parece no tener las intenciones de ganar premios, o dinero, o lindos comentarios de gente linda cinematográfica.

1 Comments:

Blogger babi said...

el brindis está en mi lista de "películas insoportablemente malas".

lo que me cansa del cine chileno, son en parte los mismos actores siempre, que son los mismos de las teleseries y de los programas. falta el riesgo de contratar gente fresca que interprete a personajes nuevos y no el mismo protegonista sufrido, pobre y frustrado de la mayoría de las películas.

me gustó tu escrito.
saludos artemio!

9:58 a. m.  

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