jueves, agosto 21, 2008

¿LA BIBLIOTECA DE BABEL?

“4 meses, 3 semanas y dos días”

Dirección: Cristian Mungiu.
Con: Ana Maria Marinca (Otilia), Laura Vasiliu (Gabi) , Vlad Ivanov (Mr. Bebe).
Rumania- Holanda, 2007.
113 minutos


La clave o llave para representar una hipótesis política en arte a veces pareciera que se encuentra en admitir miradas diversas, opuestas y múltiples, es decir una caja de resonancia implícita, que permite al autor usar herramientas de la literatura en entrevistas o seminarios, desde la ironía a las parábolas, humor, etc. Por tanto la confesión de obra política en general tiende a negarse. Al menos en el ámbito literario, un escritor podría ofenderse. Es usual entonces que la separación del arte y la política sea una falacia privilegio del autor, “o la política sea sólo un prisma entre muchos para ver la obra”.

Al mirar “4 meses, 3 semanas y dos días” ganadora de Cannes 2007, además de preguntarse por la composición del jurado y de la distribución cinematográfica en Chile, uno podría ver sentidos muy diversos. Pero una historia de un aborto en Rumania en 1987, con el dictador Nicolae Ceaucescu todavía en el poder, referiría aún más explícitamente la ilusión del divorcio entre política y arte. Por lo demás como en cualquier película premiada, y aunque el público huya un poco de estas cintas.

Esta vez el premio en Cannes no se acerca a la Palma de Oro de un cineasta como Wenders y “Las alas del deseo” (“Der Himme1 über Berlin” o “El cielo sobre Berlín”, de 1984) o Lynch y “Corazón salvaje” (“Wild of heart”, 1990). Wenders nunca explicaría “4 meses, 3 semanas, ...” así como tampoco la reciente distribución en Chile de la cinta “La mirada de los otros” (otra sobre dictaduras “de la ideología socialista”). Tampoco una referencia tácita al neorrealismo o a Dogma, en las actuaciones, en la ausencia de música insólita hoy, en el deseo de realidad. Por último tampoco explicaría la película las conversaciones elevadas apenas salir del cine.

Temáticamente el aborto como problema ético sobre la vida del que está por nacer, así como de la libertad y sustentabilidad económica de los padres, reproduce en este caso una lectura política de las dictaduras. Libertad económica, libertad trascendental. ¿Genial? Sin menospreciar una escena notable en la cual Otilia es registrada en plano-secuencia con cámara en mano y el espectador camina con ella, siendo ella, la representación política en Rumania funciona si el testimonio para la humanidad, no se convierte sólo en ese archivo, en esa biblioteca, excusándose la triste ironía de estas palabras. Es arte al mismo tiempo. Al incluir “la Biblioteca de Babel”, tal vez la responsabilidad es mayor, y la obra debe ser mejor. Aún más cuando las dictaduras en general no resisten hipótesis hoy en el mundo, sean de donde sean.

Una mirada al final a la cámara entonces, ¿podría hablar de un gesto cercano al documental?, ¿o hablará de la levedad de decirlo hoy, ante el precio que había que pagar esos años? Es el precio que paga Otilia preguntando sin preguntar a Gabriela ¿por qué mientes?, o el precio final del silencio entre las dos amigas. Mal que mal aquí hay contrabando y por lo tanto hay desodorantes y cigarrillos americanos. Tal vez el precio casi 20 años después en Europa del Este sea el mismo de Otilia y Gabriela, una referencia de la conversación, sólo una anécdota años después.

El gesto de la mirada a cámara parece un poco burdo o desproporcionado pero no importa. O importa mucho, sin desmerecer la performance de los actores y con el villano -uno de los peores del último tiempo- en forma. Y aunque es muy interesante en países como el nuestro, aludir al supuesto divorcio, se supone que Hitchcock acabó con el cine supuestamente vacío (y menos cabe la opción para los Oscar, etc.). Se podría pensar en “Juno” entonces (USA, 2007) como un film mucho más político, no de la memoria eso sí (y no una comedia pro-vida nerd). La Palma de Oro de Cannes sería entonces el verdadero enigma, o la distribución, o el escaso dinero para festivales Sundance´s.