Mascaras intercambiables en el Festival de Venecia

Carey, Jim ha pasado de ser ídolo de adolescentes bobos ha desmitificar un poco la estupidez de la comedia. Mentiroso, mentiroso (Tom Shadyac, del año 1997) en el cable por estos días, puede ser una película llena de morisquetas típicas de él y con una moraleja arquetípica de Hollywood. La mentira no es buena, y a la vez los adultos necesitan mentir, más aún, todos mienten. Llama la atención en los créditos finales de la película, cuando aparece lo que hay tras las cámaras, y una actriz le dice "sobreactuado" confesando que él director le ha dicho que se lo mencione. Notable. Risas, de Carey. Moraleja de la moraleja: debe haber sido difícil para la acrtiz decírselo en ese momento, pero obviamente Carey es Carey y no los personajes que encarna.

Es de una dificultad enorme para los actores cambiar el sesgo típico por el que quedan marcados, a veces tras una película, serie o teleserie. Deben sufrir y pensar: otra vez con el papelito del idiota, o de la femme fatal, o del galán. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal sunshine of the spotless mind, 2004, Michel Gondry) muestra a un Jim Carey de una mirada muy triste, perdida en la melancolía. Es impresionante también el caso del film Crash (Paul Haggis, 2005). Muchos actores encasillados en la comedia con trabajos excelentes en una película trágica sobre Estados Unidos. Desde Sandra Bullok hasta Brendan Frasier. Tal vez después de las últimas actuaciones de Carey, Crash y algunas innovaciones en el reparto de las series y teleseries nacionales, se puedan ver mejores trabajos, actores más orgullosos de su queahacer, y más felices. Todo, gracias a guionistas y directores pensando mejor, y también dándose a la introspección que están un poco cansados de escribir y dirigir lo mismo para los mismos. Respecto a Mentiroso, mentiroso la manera de hacer cómica los verdaderos acosos que recibe de los otros, ya hablaban de Carey como un actor genial.