martes, septiembre 06, 2005

Spinetta y la nostalgia

Para los árboles es un disco de Spinetta del año 2003, anterior a Camalotus, del año pasado con temas en vivo de otros álbumes. De Para los árboles se puede decir que el jazz más fusionado de Spinetta-Jade ha vuelto a sobreponerse al lado más rockero de este otro padre del rock argentino. Y se puede decir que con El agua de la miseria todavía prueba que puede escribir un hit.

El flaco dio este fin de semana dos conciertos en Santiago y uno en Viña del Mar, donde tocó fundamentalmente temas del disco del 2003. Aunque también algunos de la nostalgia como el clásico Durazno sangrando, del disco homónimo con su agrupación Invisible (1975). El teatro Oriente fue el escenario elegido en Santiago, un lugar de los mejores para resolver la contradicción existencial que significa ver a un rockero sentado. Esta vez el repertorio elegido se sometía a esa incomodidad sin problemas.

Pareciera que Spinetta podrá seguir encantando las serpientes de la crítica. En cualquier caso, sus discos más jazzeros no alcanzan a disolverse en ese virtuosismo de bostezos propio de ciertos contemporáneos. Su voz de variados registros lo hacen crear melodías que todavía pueden sorprender. Siempre uno de sus versos te puede matar, inyectar emociones, o ser de los que pueden suspender la atención.

La música y sus notas siempre nos entrega una divisón primaria entre una melodía más triste o más feliz. Pero otra situación es la que se relaciona con la nostalgia de escuchar canciones antiguas que llenaron nuestras vidas. ¿Se puede vivir de la nostalgia?. Sin duda. Tal vez por esta razón el público sigue llenando estadios y teatros para ver a algunos músicos que no están precisamente sonando en la radio. Empapados de nostalgia, la sola posibilidad de que el artista toque aquel tema que nos estremecía nos lleva a verlos. Quizás algo de eso pase con el recital de Pearl Jam, último evento que fue anunciado la semana pasada, a realizarse en Noviembre. Poco importa si ya no se ven en la calle jeans rotos, camisas escocesas. Poco importaba el sábado, si el recital que prometía revisar la trayectoria, sólo se cumpliera con un puñado de temas. Ahí estaba Spinetta sonando bien y en forma. Tal vez algunos temas de los que tocó hayan melancolizado algunos corazones atemporales. Y por lo demás, hay nostalgias y nostalgias, algunas más dignas, otras no. Más del gusto de unos y de otros, contradiciendo al dicho, sobre lo que hay mucho escrito.